miércoles, 31 de julio de 2013

A MI MAESTRO, POR MORGAN (Angel Sanz Aneiros)

Siempre he dicho una cosa, que uno en parte de ser en si, es muchas personas a la vez. Esas a las que se quiere y se admira, que le apoyan cada día, que le hacen ser a uno más quien es y por eso las lleva uno más consigo. Que sirvan estas palabras, como homenaje a una de ellas. En octubre, hace tres años, que por circunstancias sentimentales y dichosas en todo momento, mi vida cambio totalmente, se abria ante mí un nuevo universo, al que me tiré como de una piscina se tratara. En ese periodo, ha habido cosillas malas y duras, la muerte de mis suegros, el problema laboral, pero también buenas, muy buenas como ha sido conocer a gente maravillosa, la mayor parte, de un mundo muy especial para mí, el judo. De las primeras en conocer, y en mostrarme su persona y su amistad han sido José y Mireya, que para mí, a pesar de sus cosas, son como un ser único y genuino. Para muchos, José es ese gladiador, incansable, fuerte, guerrero que siempre se levanta y al que siempre hay que temer en un tatami, en estos días yo he visto algo más, a ese niño grande, nervioso, ansioso por conseguir sus metas, con la pasión del primer día, que volcado con sus alumnos, no sabía si llegaría a uno de sus objetivos, el sexto dan. Día a día se vaciaba para todos, temiendo que uno u otro no llegara, y deshaciendose un poco por dentro, cuando veia que llegaba el día y que no llegabamos a la perfección que él quería y mientras tanto los días iban pasando también para él, e increiblemente, ese gladiador perfecto, se mostraba más humano que nunca, temeroso y ansioso, como no podía ser de otra forma. Llego el primer round en Guadalajara y algo parece que se relajo en él cuando vio que todos sus alumnos que lleveba aprobar. Pero aún quedaba un día, el gran día y como no podía ser de otra forma, llegó. Con los nervios, de saber si el mete patas de Morgan llegaba o no llegaba al examen y nada más verlo en el último momento, toco salir,y ¡Ay, madre!, nos equivocamos en un movimiento de la Kata, pero como los grandes se fue creciendo, para desgracía del ENORME PI,que ese día se las llevo por todas partes, y clavo un gran examen, en sus ojos se veía ese brillo que solo tienen los niños en días como el de Reyes, y un poco más alejado el brillo de otros ojos, el de uno de sus discípulos decía Sensei, te lo mereces, eres grande.



SERGIO RAMOS ARRIERO, MONITOR Y TERCER DAN

Uno se enorgullece por ver como sus pupilos van crecienzo y sobretodo, ver como poco a poco van formandose, esta vez Sergio tras superar su examen de tercen Dan hace menos de un mes, ahora toca felicitarlo por su titulo de Monitor de Judo. Excalando un poco más en su formación. FELICIDADES SERGIO